Fue mandado construir, en el S.XVI, por Miguel del Águila. Ejecutado en sillarejo y mampostería granítica, destaca su portada en sillería renacentista, orientada al sur, configurada por una puerta adintelada con canes y enmarcada por estilizadas columnas rematadas con flameros y blasones. Sobre ella se abre un balcón, enmarcado por el mismo tipo de columnas y flameros.
Declarado Monumento Nacional en 1969, actualmente está en proceso de restauración para su uso como sede del Museo del Prado en Ávila.